sábado, 12 de enero de 2013

Intolerable


...Cuando sacamos estas cosas aquí en la plaza pública y nos preguntamos "¿Qué nos queda?" y tratamos de destruirlo, no es que al decir ¡No! al Régimen nos haga falta pensar en una utopía de sustitución. Estamos contra las utopías, también hemos visto los servicios que han prestado para el engaño y por tanto para el sostén de Estado y Capital. Esclavos como somos, clientes más o menos del Capital, súbditos más o menos del Estado, no podemos tener una imaginación libre que invente una utopía y por tanto que nos presente esa utopía como un futuro que nos guíe en la labor y en la marcha de destrucción del Régimen. No podemos. No podemos confiar en eso, sería otra vez caer (por esa imaginación) en un futuro que es lo que no tenemos, que es lo que tienen ellos, que no viven de otra cosa que de futuro, es decir de muerte. Sería otra vez ponernos también esa utopía por un futuro que... No, no se trata de eso, aquí de lo que se trata es de lo negativo, es decir de ver hasta qué punto somos capaces de quitar lo que tenemos realmente encima: Estado, Dinero, Familia y demás. Quitar todo eso y quedarnos tan tranquilos pensando en alguna forma de convivencia sin nada de eso, sin Dinero, sin Estado, sin Familia, y el modo de convivencia que entonces tendría que irse inventando a cada paso, cada día, puesto que no tenemos futuro, no nos queda más que inventar cada día qué es lo que se puede hacer, qué es lo que se va haciendo para conseguir una convivencia sin nada de eso que se nos impone desde Arriba.

...Hoy pensaba también terminar preguntándoos por la Administración misma del Estado y del Capital y cómo cada uno de vosotros la sufre y de qué manera la acata, se somete a ella más o menos a regañadientes o de qué manera algo en él se rebela contra esa Administración que, como hemos descubierto, no es más que Administración de Muerte, puesto que pretende ser Administración del Futuro.

... A este respecto me adelantaría a sugeriros esta visión de la Administración de Estado y Capital como una locura. Como una locura en el sentido corriente de la palabra. Si no sois capaces de reconocer esta condición de locura en la Administración, entonces naturalmente poco podremos hacer aquí en contra de esa creencia y en contra de la Administración misma a continuación.

Una locura... no sólo la burocracia, el papeleo, los ordenadores, las redes de lo uno y lo otro, recordaros cómo os llenan la vida, cómo se os meten hasta dentro de casa, cómo os invaden las calles, simplemente eso: los Órganos de la Administración y los Medios de la Administración, y cómo os hacen colaborar a vosotros mismos con ese papeleo, esas declaraciones al fisco, ese acatamiento de todo lo que es lo que tenéis que hacer, colaborar con vuestros ordenadores también recogiendo mayormente lo que os viene de Arriba y que, como todo lo que viene de Arriba, nunca puede ser nada bueno, de Arriba no puede caer nada bueno...

Yo lo he llamado 'locura' porque todo empeño que ellos emplean para definir a los locos de diferentes clases, lo llamen los científicos a su servicio esquizofrenia o paranoia u obsesión o idea fija o lo que sea, emplean el término para encerrar a los locos, declaradamente locos, con los resultados que sabéis, del resto, que es siempre la mayoría [y que eso es] motivo para creerse cuerdos. Porque si no tuvieran a los locos encerrados y en esa clasificación, ¿cómo nadie podría creerse cuerdo en este mundo de verdad?

Pues aprovechando la manera en que ellos usan el término 'loco', 'locura', para encerrar a los que estorban de una manera o de otra, junto a las cárceles, los psiquiátricos, en los manicomios, da igual, todo sirve, aprovechando eso os propongo volverlo contra el Régimen y descubrir ahí los síntomas de la locura, no sólo en la burocracia que siempre ha pesado sobre nosotros sino en la necesidad de aumento progresivo y acelerado que os acabo de recordar y que todos padecemos. Notad ahí los síntomas de la locura, todos los síntomas de la paranoia, de la idea fija, de la esquizofrenia o de cualquier otro título que se os ocurra aplicarle. Pero lo importante sería esto, que aquí aprendiéramos a declarar que nos hemos tragado todo ese papeleo, que seguimos obedeciendo, que nos seguimos metiendo en él, colaborando con él como si fuera normal, como si fuera normal que las vidas tuvieran que estar así sometidas a esas montañas, a esos aludes de Administración desde Arriba. Pues os lo habéis, nos lo hemos, tragado hasta aquí más o menos así, es preciso reconocerlo para justamente romper, y cuando desde abajo, pueblo-que-no-existe, declaramos que el Régimen es simplemente intolerable —intolerable—, en la intolerabilidad del Régimen incluíamos también esta visión como locura de lo que están haciendo con nosotros, de lo que nos hacen cada día...


Agustín García Calvo

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